martes, 9 de noviembre de 2010

La Felación

Para hacer bien una felación hay que buscar una posición adecuada. Existen muchas posiciones válidas. Básicamente, hay que buscar una posición cómoda para los dos que permita a la persona que realiza la felación, tener fácil acceso a los genitales del otro. Además, cuando el pene se encuentre erecto, es preferible que el que realiza la felación tenga la cara perpendicular al pene. Recuerda que los hombres somos, por regla general, muy sensibles al estimulo visual, por lo tanto una posición en que pueda observar el acto es muy aconsejable.

Algunas personas pueden tener cierto miedo de atragantarse mientras realizan una felación a su pareja. Si este es tu caso, para evitarlo rodea el pene con una mano mientras realizas la felación. De ese modo, controlas hasta dónde se introduce el pene en tu boca.

Una posición habitual es la que quien va a recibir la felación se estira encima de la cama, con la cara hacia arriba, estirado (puede estar algo sentado si desea observar). La persona que realiza la felación tiene acceso a todas las partes del pene y a los testículos. Esta posición permite un buen ángulo para que el pene entre fácilmente en la boca.

Otra opción es que quien la recibe se sitúe de pie o de rodillas. Puede resultar incómoda para la persona que realiza la felación, pero permite realizar la felación sin usar las manos, dejándolas completamente libres para acariciar a la pareja. Es muy buena para realizar el toque de la mariposa. Se trata de una técnica de felación muy estimulante. Consiste en pasar la lengua levemente a lo largo del frenillo o la cara inferior del pene. Tu compañero puede acariciarte el pelo, pero nunca empujar o mover su cabeza, ya que puede atragantarse. A no ser que forme parte del juego pactado entre ambos, en cuyo caso puede resultar excitante sentir como tu pareja presiona levemente tu cabeza para controlar mejor la intensidad y el ritmo de la felación.

Una posición muy interesante es la que la persona que realiza la felación se estira en la cama hacia arriba, con la cabeza ligeramente levantada (se puede poner un cojín detrás). El otro se sitúa de rodillas de manera que el pene quede a la altura de la boca. La persona que hace la felación tiene total acceso al pene y a los testículos y puede estimular el ano, el perineo, las ingles, de su compañero con las manos. Evidentemente, también puede autoestimularse fácilmente. En esta posición, tu compañero tendrá un puesto de observación privilegiado, aún más si la felación se termina eyaculando.

Muchas personas cometen el error de concentrar su lengua únicamente en el pene. El pene es muy erógeno, pero en el cuerpo de un hombre existen otras áreas también muy sensitivas al sexo oral como los testículos, el perineo, las ingles y toda la zona alrededor del pene. Podrás volver loco a tu compañero (o él a ti) si estimulas con la lengua y las manos el contorno del pene, deteniéndote en la ingles, los muslos o el espacio comprendido entre los genitales y el ano (perineo). Si realizamos la práctica con especial énfasis y fogosidad probablemente aumentaremos la excitación de nuestra pareja.

Coger el pene con las manos mientras se lame, acariciar los testículos, dar un masaje en el perineo dan a un hombre una sensación total de placer durante la felación. Es obvio decir que algunos hombres también disfrutan con la estimulación de la próstata durante el sexo oral. Consiste en que al mismo tiempo que con la boca se le aplica sexo oral, se le introduce un dedo en el ano: suavemente se recorre con la mano la zona del perineo al ano y se acaricia la zona exterior del ano. Se introduce poco a poco el dedo dentro del ano quedando la palma de la mano en contacto con la zona del perineo. Lentamente, se da un masaje por dentro, estimulando la próstata lo cual produce a muchos hombres una sensación fascinante.

Después de estas reglas básicas pasamos a detallar paso a paso cual puede ser la técnica ideal para conseguir una estimulación plena y efectiva. Puedes empezar abriendo la boca ligeramente y acercándola al pene mientras lo coges suavemente con una mano. Respira en el pene y míralo con deseo para que tu compañero empiece a hacerse una idea de lo que está por llegar. Saca tu lengua, y recorre tus labios con ella para humedecerlos, mira a tu amante y comienza a lamerle la base de su pene, hacia arriba lentamente. Recuerda la regla que decía que no te concentraras sólo en su pene; con la otra mano puedes estar acariciando sus testículos, el perineo y/o pasar tus dedos sobre el ano (recuerda siempre que la comunicación es vital y por lo tanto si no conoces bien a tu amante, debes estar alerta para descubrir que es lo que le gusta y lo que no, observa sus reacciones, cada hombre y cada pene son distintos). Sigue lamiendo varias veces el pene de tu compañero, desde la base hasta la punta, como si fuera un helado.

De vez en cuando, cuando llegues arriba, recorre con tu lengua toda la cabeza del pene (no te olvides del borde) y lámele también el agujero del pene, sin chuparlo. Observa a tu pareja. Acércate a la cabeza del pene, bésalo, pasa la lengua e introdúcelo en tu boca, rodeándola con tus labios y evitando el contacto con tus dientes (aunque a algunos hombres les gusta sentir un poco de fricción con los dientes a la mayoría les causa incomodidad). Mantenlo allí un poco y baja rápidamente introduciendo tanto pene como pueda caber en tu boca (puedes sujetar con una mano la parte del pene que no introduzcas en tu boca). Mantente así unos segundos y deslízate hacia arriba hasta la cabeza del pene. Ahora puedes darle pequeños golpes con tu lengua, apretar el glande con los labios y besarlo como si lo quisieras alargar y recorrer de nuevo con la lengua el glande. También puedes dar pequeños mordiscos, pero ves con cuidado.

Vuelve a introducirte el pene en la boca y muévete arriba abajo simulando una penetración. Observa las reacciones de tu pareja, si está muy cerca de eyacular entonces para, saca el pene de tu boca y vuelve a lamerle con más calma. Cuando haya pasado el "peligro", vuelve a introducir el pene en tu boca simulando el coito otra vez. En caso de que os resulte excitante, puede ser tu compañero el que bombee moviendo la cadera, marcando así el ritmo de la felación. Simulando de esta forma una penetración. La idea es tener a tu compañero constantemente estimulado, casi pero sin llegar al orgasmo. Recuerda acariciarle otras partes del cuerpo, y estimular con la lengua esas zonas erógenas a las que hacíamos referencia en la Regla número 3. A algunos hombres puede excitarles que haya un contacto visual mientras se produce la felación, de saberlo no te cortes y mírale con lujuria.

Podéis estar así todo el rato que deseéis, lo que viene después es cosa sólo vuestra. Podéis continuar con otra práctica sexual o bien terminar la felación eyaculando. En este caso, puedes querer tragar el semen, algunas personas lo hacen, y a muchos hombres les encanta que su pareja se lo trague, o si no lo deseas, simplemente podéis observar como se produce la eyaculación.

Para terminar, recuerda que sólo la práctica y la experiencia te permitirán realizar felaciones satisfactoriamente a tu pareja. Si lo has probado y no son del todo satisfactorias, no te rindas. Tal vez no te guste, entonces no te preocupes, sobre gustos no hay nada escrito, es mejor no hacerlo a hacerlo sin ganas, como si fuera un gran favor. De lo contrario, tu pareja podría pensar que no estás a gusto y la felación dejaría de ser algo satisfactorio para ambos.

Vistas de página en total